Por Alfredo Michelena *
Nadie entendió muy bien cuando John Kerry, declaró que «la era de la Doctrina Monroe ha terminado». Habló de “socios igualitarios” y “diálogo” versus intervenciones – armadas y de otro tipo, agregamos. Muchos lo que han entendido es que aquello de “América para los americanos”, o como muchos lo interpretan “América para los ‘norteamericanos’”, ya no está en vigencia. ¿Será por eso que la presencia de Rusia y China en la región – y en Venezuela- parece no importarle a los EE.UU.?
La aproximación de Kerry ya fue utilizada por EE.UU., y Canadá, en el caso de Honduras, cuando Zelaya fue defenestrado por el Congreso y la Corte Suprema, sacado en pijamas del Palacio Presidencial y depositado en Costa Rica por militares. Sabemos como el castrochavismo aprovechó las circunstancias para expulsar al nuevo gobierno de la OEA y lo mucho que costó para revertir este proceso.
Ahora los norteños han confiado en la Unasur, y por eso Kerry ha señalado que no impondrán sanciones a Venezuela mientras el diálogo, bajo los auspicios de los sureños, se desarrolla. Esto nos recuerda el dicho que expresa que “el hombre es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.
Sabemos que bajo el liderazgo de varios senadores republicanos y demócratas se está fomentando una ley que empujaría a la administración Obama a imponer sanciones a individuos, violadores de los derechos humanos, corruptos y/o financistas de paramilitares (colectivos). Los congresistas han sido muy prudentes y no han querido revelar nombres. Pero ya circulan listas de posibles chavistas que han anidado sus familias y sus inversiones en “el imperio”.
El régimen le teme a esa sanciones. Según el artículo firmado por Maduro en el New York Times, el gobierno de EE.UU. debería pensarlo pues afectaría “al pueblo venezolano”. Pero ya los norteños “de esa cabuya tienen un rollo”, con el “embargo de Cuba”. Saben que al final ese “castigo colectivo” terminó atornillando a los Castro en el poder. Maduro lo que está defendiendo es a su gente.
Hasta ahora el diálogo no ha dado resultados, al menos no en lo político pues un grupo de empresarios han salido favorecidos con precios más altos y la promesa de dólares baratos. Claro Maduro sabe que sin comida en los anaqueles de los mercados su impopularidad seguirá aumentando. La pregunta es ¿hasta cuándo esperará Obama para unirse a los senadores y sancionar a algunos chavistas violadores de DD.HH. y corruptos? ¿Terminará enredado como en el caso hondureño? Ya veremos.
* Sociologo, Msc Economía (London), diplomático, editor de diplodemocracia