Ese intento de control ideológico ha provocado un profundo descontento. No es posible someter a una organización como la Fuerza Armada a una alteración permanente, modificando en menos de seis años por cuatro veces su ley orgánica, sin que tenga un efecto interno realmente delicado. Entre las principales causas del actual descontento militar se perciben claramente las siguientes: la marcada politización que tienen los ascensos y la asignación de cargos; el fortalecimiento de la milicia bolivariana; el debilitamiento de las distintas fuerzas; la manera equivocada como se aplicó la creación de la categoría de oficiales técnicos y de oficiales de tropa; la creación del oficial de milicias, el incremento del tiempo de permanencia en cada grado militar y el elevado nivel de corrupción de la camarilla militar que rodea a Hugo Chávez.
El 7 de octubre va a ser uno de los momentos más complejos y trascendentes de nuestra historia. Es muy difícil prever cómo se van a desarrollar los acontecimientos ese día. De todas maneras, existe un conjunto de indicios que pueden permitir establecer algunas hipótesis de lo que puede ocurrir. Uno de esos indicios es el indiscutible fortalecimiento de la candidatura de Henrique Capriles. Esta realidad, más la percepción existente de que la popularidad de Hugo Chávez no aumenta, son dos elementos que indican con claridad que la competencia electoral va a ser muy reñida, con reales posibilidades de un triunfo de la oposición. La guerra sucia que ha iniciado el comando «Carabobo» muestra un elevado grado de desesperación y muy poca consistencia democrática. Este indicio también señala cierta tendencia a desconocer los resultados.
Si al mismo tiempo analizamos los permanentes mensajes de Hugo Chávez a la Fuerza Armada en distintos actos oficiales: «la oposición democrática es la antipatria y sus integrantes odian y desprecian a los militares» y los vinculamos con la campaña desarrollada por el gobierno nacional que busca convencer a la opinión pública nacional e internacional, a través de encuestas amañadas, de un seguro triunfo de Hugo Chávez, por más de veinte puntos, y de que la oposición democrática desconocerá el resultado electoral, tenemos que aceptar que la situación que vivirá Venezuela ese día es realmente muy complicada. Es verdad, que Ramón Guillermo Aveledo ha declarado recientemente que la oposición se encuentra realmente preparada para enfrentar cualquier intento de fraude electoral. Estoy convencido de que esta es la verdad.
Yo no me refiero a un fraude electoral en las urnas. El esfuerzo de la oposición es indiscutible. Estoy planteando un desconocimiento al resultado electoral como ocurrió en las elecciones de 1952. Esa misma pregunta se la hicieron a Henrique Capriles. No dudó en responder: «si tenemos más votos, lo dirán las actas, ganamos las elecciones. Si el CNE quiere darle una patada a la mesa y decir que no acepta, eso es un golpe de Estado. ¿La Fuerza Armada va a aceptar eso?». Estoy plenamente convencido de que no la amenaza de que en Venezuela puede estallar una guerra civil si gana Henrique Capriles es más fanfarronería que realidad. La oposición es garantía de paz. Existirán presiones de todo tipo para desviar el comportamiento institucional de la Fuerza Armada: respetar y hacer respetar el resultado electoral es el único camino…