En el socialismo hasta el queso es contrabando

 Venezuela: Sistemáticamente comerciantes son llevados a prision como criminales y sus productos son incautados 

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Ya no sólo el pan y el queso son contrabando, sino con ellos, el resto de los alimentos, la gasolina y el dinero en efectivo.

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Francisco Olivares

El desastre venezolano tiene muchas caras que todos los que permanecemos en esta tierra conocemos de primera mano; la vivimos y la sufrimos cotidianamente.
Pero en medio del gran debate que se produce en la ONU en el que destaca la resolución sobre la crisis humanitaria en Venezuela que todos reconocen menos Nicolás Maduro y su Gobierno, dos noticias que pasan por debajo de la mesa pero que reflejan el absurdo modelo socialista, el disparate de sus actuaciones y la escasez de inteligencia de quienes se han apoderado de este país.
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Una de ellas nos viene desde el estado Yaracuy que señala: “Yaracuy sancionará con 18 años de cárcel el tráfico de pan y queso”. Aunque parezca increíble que eso pueda ser una política pública, no es un error de un titular de prensa sino una ordenanza emitida por un decreto del Gobierno de Yaracuy suscrita por el gobernador Julio León Heredia”.
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«Prohíbe el contrabando de extracción de pan y queso de las fronteras de la entidad, catalogado delito con pena de 14 a 18 años de prisión» precisa el decreto.
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De esa medida podrían extraerse cientos de variables que explicarían en profundidad la esencia de lo que ha sido y hacia dónde va este socialismo que legó el “comandante eterno”, pero una primera lectura nos revela la profundidad de una crisis económica y social que ha convertido el pan y el queso en un producto tan inalcanzable que ahora es objeto de tráfico de mafias y carteles tan poderosos como los de la droga. 
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En esa resolución también se refleja la manía de cualquiera que detenta un cargo público de sentirse en la potestad de pasar por encima de la Constitución y hacer resoluciones que violan las leyes establecidas. Asimismo refleja cómo la libertad económica, que es la base de la vida de un país en cualquier sociedad libre, ha desaparecido.
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En otra información vemos las imágenes de los comandos de la GNB llevándose esposados y casi a rastras a varios comerciantes del mercado de Las Pulgas de Maracaibo. Al menos 18 comerciantes terminaron tras las rejas acusados de subir los precios de los productos y de “traficar” con el dinero en efectivo. Ya no sólo el pan y el queso son contrabando, sino con ellos, el resto de los alimentos, la gasolina y el dinero en efectivo. La orden de detención fue ordenada por el gobernador de ese estado, Omar Prieto.
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De manera que en esa ciudad que vive sin energía eléctrica, sin agua, sin gasolina, también los alimentos son bienes desaparecidos. La semana pasada la misma ración de “patria” le había tocado a los gerentes de automercados; ahora la acción se reproduce en los mercados públicos de todo el país.
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Desde la ONU el presidente trató de mostrar un supuesto pueblo que está listo para enfrentar cualquier intervención. Dibujó un país alegre que defiende su revolución, ratificando que su “socialismo del siglo XXI “continuará y el pueblo no se rendirá”.
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De cierta manera una gran parte, compuesta por 4 millones de jóvenes, no se ha rendido frente al imperio, sino que han tenido que emigrar hacia él o hacia nuestros vecinos que viven en libertad. Ya no sólo para sobrevivir, sino por el temor de terminar en una prisión, ser víctima de un delincuente o morir por falta de una medicina. Es otra realidad que Maduro intentó tapar en la ONU, pero nadie lo escuchó.
Twitter: @folivares10

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